Iván Prado y Pepe Viyuela inauguran su desfile de payasos por territorio palestino, desde Jerusalén Este hasta el valle del Jordán. "Somos los 'cascos azules' de la humanidad"
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© Rafa Gassó |
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Casi en familia, con grandes dosis
de improvisación y cierto surrealismo -como debe ser cuando se trata de una
compañía de payasos en constante gira por el desastre-, se presentaba ayer en
el centro cultural Nidal de Jerusalén la segunda edición del Festiclown
Palestina, un festival que pretende
llevar la risa "a quien más lo necesita", en palabras
de su director, Iván Prado, quien recordó la reciente ofensiva de Israel sobre
la franja de Gaza.
"Los payasos somos los
'cascos azules' de la humanidad, nuestras armas de diversión masiva sólo dejan
muertos de risa", ha explicado Prado acompañado de Pepe Viyuela, otro de
los cómicos que participarán en esta segunda edición.
Desde hoy, y hasta el próximo 9 de
octubre, una comitiva de 'clowns' encabezados por el propio Prado y Viyuela,
pero en la que también participan músicos como Mr. Kilombo y artistas de uno y
otro lado del océano -caso de los brasileños Traço, la argentina Mandarina o el
español David Cebrián, hijo de Teresa Aranguren-, el Festiclown se paseará desde las calles de Jerusalén al Valle del
Jordán, pasando por Belén y Ramala, con una programación que
ofrecerá 'shows' de calle y galas en diferentes teatros así como escuelas,
hospitales y campos de refugiados.
"Es hora de acabar con esta
barbaridad que nos incumbe a todos", ha indicado Viyuela, cómico bregado
en conflictos bélicos, en referencia a la llamada que recibió de la
organizadora del festival, Pallasos en Rebeldía, cuando le propusieron unirse a
la expedición. "Este es un problema de todos los que no hacemos nada por
luchar contra las injusticias", ha explicado recordando cómo este verano,
tras ser testigo de la "brutalidad" de Israel, sintió unas
"muchísimas ganas de regresar" a una región en la que ya ha trabajado
en diferentes ocasiones. "Me mueve el
inmenso dolor que me provocan los conflictos y en los que más
sufren son los niños, que no entienden nada de lo que pasa". Viyuela,
además de actuar, impartirá varios talleres, como el que comenzaba hoy mismo
con la organización palestina 'Health Work Committee'.
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Una agenda accidentada
Esta segunda edición de un Festiclown,
que inicialmente iba a celebrarse el pasado mes de enero en los campos de
refugiados sirios de Líbano y que tuvo que suspenderse tras el atentado que
acabó con la vida del ex ministro libanés de Finanzas, Mohamed Shatah, es la
versión para Oriente Medio de un festival gallego de trayectoria europea y con
15 años de historia, que también cuenta con sede en la indígena Wiricuta, en
México, o en las favelas de Rosinha, en Río de Janeiro (Brasil).
"La idea comenzó durante la Segunda Intifada
mientras impartía un taller de 'risoterpia' en Irán", explica Prado.
"En aquella ocasión sentí que mi lugar estaba en Palestina". Así, en
2009, y durante una expedición de Pallasos en Rebeldía -colectivo alumbrado a
partir de la organización 'Cultura Activa'-, en Gaza durante la Operación Plomo
Fundido, de la que recuerda el fuego de mortero a 300 metros de donde estaban
actuando con los niños en pie, negándose a que se suspendiera la actuación,
concluyó que al año siguiente le daría su forma definitiva. "Pero ocurrió
que en el paso de inmigración del Ben Gurion [el aeropuerto de Tel Aviv] me
estaba esperando la misma funcionaria con la que ese año anterior había tenido
problemas al negarme a abrir mi cuenta de correo personal en su ordenador. 'Do
you remember me?' ["¿Te acuerdas de mí?"], me preguntó nada más
verme", rememora el 'clown' de Lugo. Y tal cual, "acabé desnudo,
detenido durante una noche y expulsado del país al día siguiente. Luego supimos
que las maletas nunca salieron de Madrid". Era 2010. En 2011, por fin,
pudo celebrar el primero. Y esta edición vuelve a ser "más necesaria que
nunca", concluye el payaso. "Por todos los niños que aún siguen
entrando en los hospitales de Cisjordania provenientes de Gaza".
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